El Comedor Comunitario Quena, que brinda alimentación a más de 100 personas, festejó el ingreso al nuevo año inmerso en las mismas necesidades de siempre.Beda Allende es propietaria de una pequeña vivienda sobre las costas del río donde diariamente 120 vecinos de la ciudad recurren a buscar su comida diaria. Tiene más de 60 años y su vida esta ligada a la solidaridad y el trabajo por quienes más lo necesitan.
«La felicidad en el hogar es más tirante cuando no hay plata…», señala inmersa en la resignación de sus palabras que contrastan con el valor y el trabajo que a diario ofrece a los pobres del barrio Las Delicias.
Este año el área de Promoción Social de la municipalidad solo le dio un pan dulce y una sidra, un detalle apenas ilustrativo de las festividades y que no alcanza para tantas familias necesitadas que postergan los festejos ante la miseria y el hambre.
«… Creo que es gratificante saber que trabajás para el futuro, porque ya no lo hacés para vos…» manifiesta Beda en un mensaje que sintentiza el sentir y el pensar de quien da todo pese a recibir tan poco.